Chaitén, el valor de lo intangible

             Ante la erupción del volcán Chaitén y sus lamentables consecuencias para los habitantes y los pueblos de la zona, así como para su producción, surgen algunas reflexiones.

          Por desastrosos que sean los impactos para las personas y el entorno, no estamos, como por lo general se señala, ante un desastre natural. La naturaleza reacciona siguiendo su propia dinámica, y lo que observamos son fenómenos que responden a la búsqueda de sus propios equilibrios. 
   
         Somos nosotros los que experimentamos desastres humanos ante eventos como los del volcán Chaitén. Y ello porque, por desconocimiento o desidia, localizamos nuestros hogares en lugares inapropiados y de alto riesgo. Así se pierden patrimonios económicos, bienes y cosas útiles. Probablemente, no hay en la zona ricos patrimonios culturales tangibles. Pero sí hay un muy valioso patrimonio cultural intangible, ese tejido muy frágil y delicado que está en lo profundo de las relaciones de los habitantes de Chaitén. Ese patrimonio ha quedado roto al dispersarse y desarraigarse su gente.

       La catástrofe no se refiere solo a la destrucción, sino que deja también ilusiones sin esperanza, ideas sin ya fundamento en qué concretarse y personas sin sueños en donde realizarse. Es por ello que ante la refundación de Chaitén en otro sitio, son esenciales la búsqueda de un lugar y el empleo de tecnologías que armonicen con los requerimientos y vocación de medio ambiente elegido.

       Y asimismo es clave que dicha refundación sea capaz de reconstruir el patrimonio intangible de una comunidad hoy día pulverizada. No una mera planificación física de espacios y obras eficientemente resueltas. Fundamentalmente, el desafío último es que esas calles, esas plazas y esas casas permitan recrear las vivencias perdidas de pertenecer a una red de relaciones, de historias comunes, de identificación con los espacios, las formas y los significados compartidos. Posibilitada por los organismos del Estado, sólo una participación activa de la gente, hoy desplazada y sin raíces, podrá reconstruir Chaitén.

     Y como sabemos que nuestra gente, pese a cualquier adversidad, con las diferencias que podamos tener, las distancias que nos puedan separar, ha estado apoyándonos como país en todos los momentos dificiles que hemos vivido. 
Desde Santiago les mandamos palabras de aliento y todas nuestras ganas porque sabemos que las casas y los lugares se pueden destruir, pero el apoyo de todo un país siempre estará.